miércoles, 7 de diciembre de 2011

Adenoma de glándulas de Meibomio II

Oftalmología canina. Tumoración palpebral.
De las tres posibilidades más habituales que afectan a las glándulas tarsales (gln de Meibomio) del perro, el adenoma es el que más intranquilidad suele provocar en el propietario.
El crecimiento suele ser lento, pero expansivo, y sangrante en algunas ocasiones, lo que se traduce en una imagen bastante inquietante.
Este curso progresivo y localizado no debe ser motivo de no someter a diagnóstico diferencial todas las alteraciones del borde libre del párpado ó que pudieran afectar al párpado en su conjunto.
La hiperemia conjuntival suele ser común a la mayoría de los procesos que afectan a los párpados en general, así como el malestar, el picor y en muchos casos el sangrado y la ulceración.
El diagnóstico diferencial suele realizarse con el orzuelo (infección de la glándula) y con el chalazion (inflamación con colecta de secreción), en el caso de procesos localizados, y en el caso de procesos de inflamación difusa, que se extienden a toda la superficie del párpado, se debe enfrentar a un diferencial con: pénfigo, pioderma juvenil, sarna demodécica, sarna sarcóptica, leishmania, dermatofitosis (tiña) y alergias en general (de contacto, atopia o de tipo alimentaria). Las picaduras de insectos o el contacto con sustancias urticantes de origen vegetal (ortigas) también podrían causar cuadros de similares características.
En la mayoría de los casos, se puede programar la cirugía con tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de pacientes geriátricos y con posibles problemas asociados.
En otros casos, sobre todo si existe la duda del tipo histológico del tumor (adenocarcinoma, melanosarcoma) , y se sospecha irritación trigémina = dolor, hemorragia, epífora y excesivo rascado de la zona, se debe actuar con decisión, programando la cirugía con rapidez.
La época del año, también se debe valorar, ya que la estimulación actínica en primavera – verano también condiciona el momento de realizar la cirugía (es mejor esperar en otoño – invierno) que hacerlo en la época de mayor calor.
Por último, y por la comodidad de nuestro paciente, debemos tener en cuenta que la utilización del collar isabelino en época de calor es más díficil de soportar para el animal.

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