viernes, 25 de noviembre de 2011
LA HOMEOPATIA EN MEDICINA VETERINARIA
La medicina veterinaria nació solo en la segunda mitad del siglo XVIII, en una época en que las grandes epidemias animales, como la peste bovina y del equino, asolaban Europa. Samuel Hahnemann (1755-1843), el padre de la Homeopatía, convivió con los comienzos de la profesión y observó su desarrollo con interés, junto con dar a conocer la medicina homeopática, en 1796, él declara: "Si las leyes de la medicina que yo reconozco y proclamo son ciertas y naturales, ellas deben poder ser aplicadas en los animales tan bien como en el hombre"
De hecho, fue el propio Hahnemann quien primero aplicó medicamentos homeopáticos a los animales, al tratar con éxito a su caballo afectado de la enfermedad hoy conocida como "oftalmia periódica", con Natrium muriaticum.
Aproximadamente en 1815, dicta una conferencia ante la Real Sociedad Económica de Leipzig, titulada "La ciencia Homeopática de Curar los Animales Domésticos", en la cual declara que "la medicina veterinaria, en general, se practica en forma muy similar a la medicina humana", asegurando además, "que los animales pueden ser curados por el método homeopático en forma tan segura como se puede curar a un hombre"
Práctica de la medicina veterinaria homeopática
En la actualidad los medicamentos homeopáticos son aplicados por los médicos veterinarios tanto en salud, como en producción animal.
El uso de homeopatía para la curación de animales, sigue las mismas reglas de la medicina homeopática humana, vale decir, el médico veterinario homeópata, debe ser capaz de obtener los síntomas individuales del animal enfermo y sobre la base de ellos determinar cual es el medicamento homeopático más similar.
Obtención de los síntomas
La obtención de los síntomas característicos de un enfermo es tal vez uno de los puntos más críticos de la medicina veterinaria homeopática, ya que de nada sirve conocer a la perfección la Materia Médica y dominar las técnicas de repertorización, si los síntomas en que se basa la elección del medicamento no son los exactos e importantes.
Pese a que Hahnemann asegura que "se tiene la ventaja que los animales, a diferencia del hombre, no conocen la tergiversación, no exageran sus dolores, ni ocultan sus sentimientos, ni tampoco inventan males que no existen"; el médico veterinario, al igual que el pediatra, debe sortear la gran dificultad que significa la obtención de los síntomas del enfermo a través de un tercero, su propietario, quien muchas veces los desconoce completamente o bien miente para esconder sus errores o descuidos en el cuidado del animal.
De allí la importancia en la observación del paciente. Hahnemann opina que "aunque los animales no tienen idioma, los cambios observables en su exterior, en su modo de actuar y en la ejecución de sus funciones naturales y vitales, sirve igual como si los tuvieran". La observación del enfermo es un método preciso, que permite la obtención de síntomas seguros, especialmente mentales, ya que son verificados por el propio médico. Como ejemplo se puede citar el caso de los animales febriles; en los cuales ciertos síntomas mentales pueden ser de gran valor. El enfermo puede tener un aspecto ansioso e inquieto mira a su alrededor pareciendo estar asustado, se esconde o se agazapa en un rincón, lo que corresponde al síntoma angustia y/o ansiedad durante la fiebre. Si se esconde es, tal vez, porque no desea la compañía (aversión a la compañía durante la fiebre); o solo quiere estar tranquilo, lo que demuestra gruñendo cuando se le acercan (desea estar tranquilo durante la fiebre).
También puede estar gruñón en circunstancia que antes no lo era (intranquilidad durante la fiebre); otras veces él, que siempre fue tranquilo, se mostrará agitado, se moverá constantemente, como si no encontrara la postura precisa o como si no pudiera estar bien sin moverse (inquietud durante la fiebre); etc.
En los animales criados con fines comerciales la obtención de sintomatología por parte del medico veterinario, para obtener una acertada prescripción homeopática, es crítica, ya que el encargado del criadero y los trabajadores, por lo general, es muy poco lo que aportan.
De gran importancia es la búsqueda de factores desencadenantes de la enfermedad, los conocidos "trastornos por" de los repertorios. En los animales domésticos, especialmente en las especies menores y en los equinos, no es raro que enfermedades diversas deriven de problemas mentales, tales como la perdida de un ser querido, las penas, los celos, el temor, etc. A manera de ejemplo se puede citar el caso de un equino hembra, fina sangre de carrera, que justo antes de correr, sufría diarreas muy intensas que le impedían obtener buenos resultados e incluso muchas veces competir.
Luego de ser examinada y tratada por varios médicos veterinarios, quienes la sometieron a los exámenes clínicos de rigor y modificaron su dieta, fue curada con el medicamento homeopático Argentum Nitricum, el cual fue indicado sobre la base de su semejanza con el cuadro digestivo pero principalmente por poseer el síntoma " trastornos por anticipación".
En el caso de las enfermedades que afectan a un número importante de animales de un criadero, luego de descartar algunas fallas de manejo, se debe recurrir a la técnica descrita por Hahnemann en el artículo 100 del Organón. En este caso se debe determinar el "remedio epidémico" sobre la base de la sintomatología que caracteriza, ya no el enfermo, sino al cuadro que representa a la totalidad de los animales afectados.
Clásico es el caso relatado por el Dr. Pierre Smith quien obtuvo grandes éxitos en un brote de erisipela porcina mediante el uso de Aconitum D30, seleccionado sobre la base de los síntomas más característicos de la masa de animales enfermos, logrando un efecto preventivo y curativo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
EXCELENTE
ResponderEliminar